Heleno
de Freitas, “el Príncipe Maldito” sobrevuela el Parque.

Centrodelantero del
Botafogo y de la selección verdeamarela,
Heleno fue considerado por muchos como la máxima estrella brasileña hasta la
llegada de Pelé. Alejado del estereotipo del futbolista popular, Heleno pertenecía
a una familia pudiente. Era muy culto y cuidaba mucho su estética, lo que lo
transformaba además en un hombre muy codiciado por el público femenino. Pero por
cada página gloriosa que dibujaba en la cancha, escribía otra fuera de ella,
llena de conflictos, escándalos y excesos. Mujeriego empedernido, Heleno vivió
a un ritmo frenético. Muy pronto se transformó en ídolo incondicional del
Botafogo, donde se cansó de hacer goles (209 en 235 partidos).
En 1945 se jugaba el Sudamericano
en Chile, donde el Seleccionado Argentino alzaría el trofeo. El recordado Ángel
Perucca, centrojás inamovible de
Newell’s y de la albiceleste, le recomienda
a Pomponio al exquisito delantero brasileño. Don Vicente, cautivado por ese
informe, le traslada a Heleno (siempre a través de Perucca) una tentadora
oferta: 80.000 cruzeiros por un año, lo cual entusiasma al carioca.
Heleno concluye esa
Copa América como goleador del torneo, hecho que obsesionó aún más a Pomponio,
quien en la más absoluta de las reservas continuó con su plan. Los contactos
iban avanzando y se mencionaba que como parte de pago iría al Botafogo el
eficaz defensor leproso Juan Carlos Sobrero (se especulaba que el monto total
de la transferencia alcanzaba los 400.000 cruzeiros). Pero con el correr de los
días, Heleno rechaza la oferta. En ningún lado se sentiría como en su Botafogo,
donde todo le perdonaban. El mandamás leproso no se echa atrás y le suplica que
lo espere en Río para poder charlar cara a cara.
Mayúsculo debe haber
sido el asombro de Pomponio cuando al arribar a Río advierte que su nombre y el
de Newell’s habían invadido las páginas de los principales diarios cariocas, donde
la posible transferencia de “el príncipe
maldito” tenía en vilo a los amantes del fútbol.
La cita con Heleno fue
en el Hotel Paysandú, a metros de la playa de Copacabana. En la reunión se
llegó a considerar la posibilidad de que Newell’s se hiciera cargo del traslado
de toda la familia del futbolista hacia Rosario, mejorando los montos finales a
percibir por el jugador. Pero aun cuando hubo diarios brasileños que dieron por
hecho el viaje de Heleno a Rosario, el pase finalmente no se concretó. A Heleno
le costaba alejarse de la bohemia de
Río: “casi no pude resistir quedarme en Chile por dos meses, imagine ahora
quedarme un año en Argentina”, llegó a sincerarse.
Un decepcionado
Pomponio aprovecha su estadía para reunirse con el presidente de Botafogo,
Adhemar Bebiano, plantando otra semilla: realizar una Olimpíada entre las dos
instituciones. Sería cada dos años, alternando la sede, y abarcaría a todos los
deportes practicados por ambas instituciones. Pero con el posterior alejamiento
de Pomponio del club, el proyecto perdería fuerza hasta quedar en el olvido.
Heleno, por su parte,
iría progresivamente apagando su magia como consecuencia de su indisciplina.
Tres años después terminaría su romance con Botafogo, que lo transfirió a Boca,
donde apenas tuvo una discreta actuación. Tras la huelga de futbolistas de
1948, volvería a Brasil para jugar en Vasco da Gama donde (a pesar de marcar
varios goles y de salir campeón de Río) sus continuas peleas con compañeros, DT
y dirigentes lo sacaron del equipo.
Su promiscuidad lo
llevó a contraer una sífilis que nunca se ocupó de tratar y que comenzó a hacer
mella en su organismo. Ya se había transformado además en jugador compulsivo y
en adicto al lança perfume. Sus
últimos destellos se vieron en Colombia cuando fue a jugar al Junior. Regresó a
Brasil para fichar primero en el Santos y luego en el América. Entre los dos equipos
jugaría sólo un partido. En 1953 la sífilis afectó su cerebro y tuvo que ser internado
en un neuropsiquiátrico donde murió totalmente enajenado, el 8 de noviembre de
1959 a los jóvenes 38 años. Su singular vida llegó al cine. En 2011 se estrenó
el film “Heleno, o príncipe maldito”.
Su leyenda tampoco escapó de la pluma de numerosos escritores y poetas como
Gabriel García Márquez y Eduardo Galeano. Hoy su mito vive en estatuas, murales
y, sobre todo, en las banderas del Botafogo.
Si ben esta historia no
tiene un final feliz, sirve como botón de muestra del audaz estilo de don
Vicente Emilio Pomponio. Enemigo de la mediocridad, el presidente rojinegro siempre
se esforzó por llevar al club a lo más alto. Como cuando duplicó el número de
socios y las disciplinas deportivas. Como cuando comandó al club hacia la
obtención de la Copa de Oro Rioplatense en 1943. Como cuando logró incorporar a
la institución al “Bloque de Clubes Grandes”. O como, por qué no, cuando estuvo
muy cerca de traer al mejor futbolista de Brasil, en el mejor momento de su
intensa carrera…
Pomponio fallecería 10
años antes que Heleno, el 4 de mayo de 1949, a los 48 años. Aún hoy es
recordado como uno de los mejores presidentes de la historia leprosa.
Heleno
de Freitas, “o Príncipe Maldito” sobrevoa o Parque.
Era fevereiro de 1945,
quando René Pontoni foi transferido da Newell's para San Lorenzo. Pela primeira
vez na Argentina, a venda de um jogador chegou a 6 dígitos... Cem mil pesos
tiveram que ser pagos pelo clube Boedo para que o inesquecível René se
despedisse de Newell. Foram-se seus 79 objetivos e uma memória indelével.
Substituí-lo não seria uma tarefa fácil. Isso era bem conhecido do presidente
leproso Vicente Pomponio, que em uma
negociação secreta procuraria o melhor jogador de futebol brasileiro daqueles
anos: Heleno de Freitas.
Ele foi o atacante
central de Botafogo e a seleção nacional, Heleno foi considerado por muitos
como a principal estrela brasileira até a chegada de Pelé. Longe do estereótipo
do futebolista popular, Heleno pertencia a uma família rica. Ele era altamente
educado e cuidava muito de sua estética, o que também o transformou em um homem
altamente cobiçado pelo público feminino. Mas, para cada página gloriosa que desenhava
na quadra, escrevia outra fora, cheia de conflitos, escândalos e excessos.
Mulherengo inveterado, Heleno viveu em um ritmo frenético. Logo ele se tornou
um ídolo incondicional do Botafogo, onde se cansou de marcar gols (209 em 235
jogos).
Em 1945, a
sul-americana foi disputada no Chile, onde a seleção argentina levantaria o
troféu. O lembrado Ángel Perucca, cinco imóveis de Newell e albiceleste,
recomenda Pomponio ao requintado atacante brasileiro. Dom Vicente, cativado por
este relatório, oferece a Heleno (sempre por Perucca) uma oferta tentadora:
80.000 cruzeiros por um ano, o que excita o carioca.
Heleno conclui a Copa
América como artilheiro do torneio, fato que mais obcecou Pomponio, que nas
reservas mais absolutas continuou com seu plano. Os contatos estavam
progredindo e foi mencionado que, como parte do pagamento, o efetivo zagueiro
Juan Carlos Sobrero iria para o Botafogo (especulava-se que o valor total da
transferência chegasse a 400.000 cruzeiros). Mas com o passar dos dias, Heleno
rejeita a oferta. Em nenhum lugar ele se sentiria em seu Botafogo, onde tudo
estava perdoado. O chefe do leproso não recua e implora para que ele espere no
Rio para que ele possa conversar cara a cara.
Pomponio deve ter
ficado surpreso quando chegou ao Rio e percebeu que seu nome e o de Newell
haviam invadido as páginas dos principais jornais do Rio, onde a possível
transferência do "príncipe amaldiçoado" deixou os fãs de futebol no
limite.
O encontro com Heleno
foi no Hotel Paysandú, a poucos metros da praia de Copacabana. Na reunião,
considerou-se a possibilidade de a Newell assumir a transferência de toda a
família do jogador de futebol para Rosário, melhorando os valores finais
recebidos pelo jogador. Mas, embora houvesse jornais brasileiros que
consideravam a viagem de Heleno a Rosário garantida, o passe finalmente não se
concretizou. Heleno achou difícil se afastar da boemia carioca: "Mal pude
resistir a ficar no Chile por dois meses, agora imagine ficar um ano na
Argentina", ele foi sincero.
Um decepcionado Pomponio
aproveita sua estadia para se encontrar com o presidente de Botafogo, Adhemar
Bebiano, plantando outra semente: realizar uma olimpíada entre as duas
instituições. Seria a cada dois anos, alternando a sede, e cobriria todos os
esportes praticados pelas duas instituições. Mas com a subsequente retirada de
Pomponio do clube, o projeto perderia força até ser esquecido.
Heleno, enquanto isso,
gradualmente desligava sua magia como resultado de sua indisciplina. Três anos
depois, seu romance com Botafogo terminaria, o que o transferiu para Boca, onde
ele mal teve uma performance discreta. Após a greve dos futebolistas de 1948,
ele volta ao Brasil para jogar no Vasco da Gama, onde (apesar de ter marcado
vários gols e sendo o campeão do Rio), suas brigas contínuas com companheiros
de equipe, DT e líderes o afastaram da equipe.
Sua promiscuidade o
levou a contrair sífilis com a qual ele nunca lidou e que começou a afetar seu
corpo. Ele já havia se tornado um jogador compulsivo e viciado em lança
perfume. Seus últimos flashes foram vistos na Colômbia quando ele foi
interpretar Junior. Ele voltou ao Brasil para assinar primeiro em Santos e
depois na América. Entre as duas equipes, apenas um jogo jogaria. Em 1953, a
sífilis afetou seu cérebro e ele teve que ser internado em um hospital
neuropsiquiátrico, onde morreu totalmente alienado, em 8 de novembro de 1959,
aos 38 anos. Sua vida única chegou ao cinema. Em 2011, foi lançado o filme
"Heleno, o Príncipe Maldito". Sua lenda também não escapou à caneta de
inúmeros escritores e poetas como Gabriel García Márquez e Eduardo Galeano.
Hoje seu mito vive em estátuas, murais e, sobretudo, nas bandeiras do Botafogo.
Embora essa história
não tenha um final feliz, ela serve como um botão de amostra para o estilo
arrojado de Don Vicente Emilio Pomponio. Inimigo da mediocridade, o presidente
vermelho-preto sempre se esforçou para levar o clube ao topo. Como quando o
número de membros e disciplinas esportivas dobrou. Como quando ele comandou o
clube para obter a Rioplatense Gold Cup em 1943. Como quando ele conseguiu
incorporar a instituição no "Bloque de Clubes Grandes". Ou, por que
não, quando ele estava muito perto de trazer o melhor jogador de futebol do
Brasil, no melhor momento de sua intensa carreira...
Pomponio morreria 10
anos antes de Heleno, em 4 de maio de 1949, aos 48 anos. Ainda hoje ele é
lembrado como um dos melhores presidentes da história do leproso.
(Tradução: Santiago
Caviglia)