6.08.2020

Fútbol y peronismo en la ciudad de Rosario.

J. D. Perón en la histórica Visera, 1944.

El peronismo, en tanto identidad política, se ha convertido a lo largo de la historia argentina en una metáfora de lo popular. Resulta ineludible entonces buscar las posibles intersecciones y puntos de conexión con el mundo del fútbol. Muchos estudios han abordado la política deportiva justicialista durante el periodo 1946-1955. Entre estas políticas se destacan tres. Por un lado, la promoción de deportistas de elite en competencias internacionales (los campeones mundiales de Básquet 1950, la tenista rosarina Mary Terán de Weiss, el atleta Walter Lemos o el pugilista José María “El Mono” Gatica, entre otros). En segundo término, la política de préstamos accesibles hacia los clubes para la compra de predios y para la construcción de grandes estadios (que a Newell’s le permitió adquirir el terreno donde actualmente se ubica el FONAVI de O. Lagos y Amenábar, luego vendido para saldar deudas). Por último, el desarrollo de competencias infanto-juveniles como los “Campeonatos Evita” (de los cuales surgieron figuras como Jorge Griffa, Federico Sacchi o José Yudica, entre otros).

Sin embargo, un aspecto no tan estudiado resulta el impacto que las políticas de ampliación del consumo generadas por el peronismo tuvieron en la masa societaria de los clubes de fútbol. Este análisis es crucial, habida cuenta de que la mayoría de las hinchadas organizadas reivindican una pertenencia peronista, lo que en buena medida se exhibe como “medalla” que certifica la “popularidad” del club.

    Pero, ¿el crecimiento social de los clubes de fútbol fue un fenómeno homogéneo?

    Este proceso de ampliación del consumo que en parte comienza con el yrigoyenismo y con el posterior modelo de sustitución de importaciones, se profundiza con el consiguiente desarrollo del mercado interno propiciado por el primer gobierno justicialista. Pero no en todas las instituciones se dio de la misma manera.
Acto inauguración Hospital Ferroviario, 
en el estadio de Newell's con la presencia de Juan Peron. 1944.
El acceso de Newell’s a los torneos regulares de AFA en 1939 propició un leve aumento en la cantidad de socios (de 3.426 en 1938 a 4.890 en 1939). Pero es interesante advertir que el primer pico de crecimiento se da durante la presidencia del recordado Vicente Pomponio (dirigente de la Democracia Progresista de Lisandro De La Torre y Enzo Bordabehere), pasando de 5.697 socios en 1942 a 8.720 en 1944. Ese impulso es uno de los argumentos que utiliza Pomponio para llevar a Newell’s a formar parte del grupo de los “Clubes Grandes” en 1943. Pero esta tendencia ascendente será ratificada cuando la mencionada extensión del consumo de los sectores populares, genere una influencia decisiva en la masa societaria del club.
    En 1950 (pleno auge del “Plan Quinquenal”), los clubes con más asociados eran River (47.720) y Racing (40.907). Newell’s, por su parte, figuraba a la vanguardia de las instituciones deportivas del interior del país, con 13.394 socios. Bastante más abajo aparecían, por ejemplo, Chacarita (9.120), R. Central (7.908) o Atlanta (7.605). Llama la atención el nulo impacto que las políticas que beneficiaron a los sectores obreros tuvieron en la masa societaria centralista, que en 1945 tenía 7.470 socios. El aumento de apenas 438 asociados en 1950 puede considerarse como un virtual estancamiento. En el club de Arroyito el peronismo ingresará tardíamente, de la mano de Adolfo Boerio, recién en 1965. A pesar de esto, entre las corrientes internas de este club aún conservará mucho caudal político la encabezada por Agustín Rodríguez Araya[1], dirigente histórico de la Unión Cívica Radical.
    Pero volviendo la mirada al club más popular de la ciudad, es importante destacar que el peronismo llega en 1952 de la mano de Miguel Llauró. De este dirigente se recuerdan sus reuniones de campaña, en las que -a tono con la mística del justicialismo- se incluía el asado y el vino. Llauró
Miguel Llauró. Presidente del CANOB, 
de extracción peronista.
triunfará ese año sobre las listas de Vicente Corea y Julio Palacios Cabanellas. A
 triunfará ese año sobre las listas de Vicente Corea y Julio Palacios Cabanellas. Al comienzo del periodo analizado (1944) el padrón de socios arrancaba con un piso de 8.720. Ya en 1954 -un año antes del golpe de Estado que derroca a Perón- Newell’s alcanza los 20.624 asociados, registrando un incremento superior al 130%. Se evidencia así una evolución sostenida, que sin dudas se explica a partir de la enorme popularidad del club del Parque Independencia, lo cual se potencia con el desarrollo de las políticas sociales y económicas que beneficiaron a los trabajadores en general. Tras el mencionado golpe de Estado -con implementación de las consiguientes políticas económicas recesivas- ese crecimiento se estancará, decayendo a 16.075 asociados en 1957.     Para expresarlo en términos claros: cuando la clase trabajadora vio aumentar su poder adquisitivo, el beneficiado fue Newell’s. Por el contrario, cuando se quebró la movilidad social ascendente, el club sintió el impacto. Esta lógica, sin embargo, no se repite en el clásico rival.
    El optimismo generado por las políticas identificadas con el Estado de Bienestar durante los primeros gobiernos peronistas, llevó a Newell’s a proyectar en 1952 la construcción de un estadio para 100.000 espectadores. Pero eso es ya otra historia…




[1] Recordado por la anécdota de 1942, cuando a través del Arzobispo Santiago Copello intenta pedir ante el Presidente de la Nación la nulidad del descenso de Rosario Central. Lo recibe el Ministro Miguel Culaciati, rosarino y leproso, viendo frustrado el temerario pedido…